Para esta segunda semana de vacaciones de Pascua, os proponemos hacer algo que todavía no hemos hecho "a conciencia". La toma de una decisión proyectual difícil, acompañados por autores de referencia que os ayuden a solucionar la crisis que muchas veces supone tomar este tipo de decisiones.
Para ello, vamos a copiar, mutilar y apropiarnos un texto de la arquitecta
Izaskun Chinchilla, llamado "Los Días Cero. Guía práctica para arquitectos." publicado en el catálogo de la exposición "De 0. La Mesa Blanca". En este texto se tratan básicamente tres asuntos: qué es un Día Cero; cómo comenzar un proyecto y qué es un PETIT; y cómo afrontar un Día Cero según del tipo que sea.
Lo que nos interesa esta semana es el asunto del Día Cero y cómo afrontarlo, con la excusa de este texto queremos proponeros que os situéis esta semana en una situación de crisis forzándoos a vosotros mismos a tomar una decisión proyectual importante, es decir, a definir algún aspecto del proyecto (un material, un cliente, un lugar,..). En los ejercicios anteriores, hemos evitado este enfrentamiento a la toma de decisiones conscientes y nos hemos dedicado a dejar que los materiales, herramientas, contactos, de los que disponíais fueran decidiendo naturalmente por vosotros; centrándonos más en el "hacer", que en el "justificar culturalmente". Creemos que estas dos experiencias son complementarias y por eso os proponemos ahora que (a partir de la toma de conciencia de lo que significa tomar una decisión proyectual por medio del texto de I. Chinchilla, y con los autores de referencia que os ofrecemos):
escribáis un pequeño texto explicando el nuevo rumbo que va a tomar el proyecto desde la decisión que habéis tomado, incluyendo: qué os puso en situación de crisis y por qué elegisteis ese autor, cómo os ha influenciado para tomar esa decisión, y varias fotografías, dibujos o vídeos que informen e ilustren ese nuevo rumbo del proyecto.
I. Chinchilla comienza explicando qué es un Día Cero y porqué no debe colocarse al comienzo de cualquier proyecto:
Los Días Cero son aquellos en que se toma una decisión proyectual que todavía no se ha documentado y que no parece fácil de documentar. El arquitecto, por definición, debe evitar la colocación de estos días en el principio cronológico del periodo de tiempo consignado a la redacción de un proyecto. Esto es, no es conveniente comenzar un encargo, concurso u proyecto de cualquier tipo con la vivencia personal de un Día Cero. La gravedad de colocar los Días Cero en esta posición precisa e inicial de la cadena de acontecimientos, es la tendencia probada y peligrosa a terminar el día cero con la ilusión de haber tenido una idea, que será, más que ninguna otra cosa, un lastre metafórico que arrastre el proyecto durante todo su desarrollo.
Con un ejemplo cómico de lo que sucede al colocar la toma de decisiones al principio del proyecto, pero no tan alejado de la realidad como podría parecer:
Ejemplo 1: Un arquitecto colocó el día cero cuando un cliente le acababa de encargar una vivienda unifamiliar. En el mismo día en el que, a media mañana, el cliente salió de su estudio, el arquitecto se dijo, sin duda, es hora de tomar decisiones y pensar como documentarlas. La impaciencia propia de un Día Cero le llevó a decidir que, sin duda, el vacío, producto de una operación de horadado del terreno natural, sería el protagonista del espacio y el motivo al cual se achacarían las decisiones técnicas de la vivienda. A partir de este momento, porteando la pesada carga de tener ideas de partida, los acontecimientos encadenaron una secuencia de desgracias imprevistas. La coherencia con la idea inicial, hacia que los colaboradores no pudieran entrar al estudio ya que éste, como herramienta práctica de diseño, debía adecuarse a la premisa principal del proyecto y permanecer, evidentemente, vacío. El arquitecto se alegro, también, cuando encontró su cuenta de ahorro vacía debido a lo prolongado de esta solitaria situación y pensó que se trataba de una señal del destino, cometiendo otro grave error. En estado de práctica indigencia, se acometió la dirección de la obra con la terrible desventaja de no poder introducir medio auxiliar alguno que "llenara" el espacio. Se pidió a los oficiales que entraran individualmente a la obra para realizar su cometido y, sólo cuando uno salía entraba otro a producir. Esta situación provocó el agotamiento de los fondos con los que el propietario contaba, lo cual, hizo entender al arquitecto, que su idea conseguía cada vez más aliados. Cuando, por fin, la casa alcanzó el estatuto de vacío habitable, los dueños no tenían, a estas alturas, casi de nada, y esto parecía una condición bastante satisfactoria. Se les pudo convencer fácilmente de que no tuvieran descendencia, aunque fue complicado que entendieran como pareja que debían utilizar itinerarios y estancias independientes en la casa. El verdadero drama vino cuando el gato rehusó sistemáticamente dormir fuera de la vivienda, propiciando una vorágine de incoherencias cuyo resultado todos suponemos.
A continuación expone cómo se debería comenzar a realizar un proyecto e introduce el concepto de PETIT:
Lo que un arquitecto debe hacer en sus primeros días de trabajo es, básicamente trasladar información. Para ello, debe contar con, lo que llamaremos a partir de ahora, un PTIP (Proyecto Teórico de Investigación Personal) o, para que resulte más fácil su pronunciación, un PETIT. El PETIT es una acumulación de información clasificada que permite dilucidar cuales son los asuntos contemporáneos que resultan de su interés y que ha seleccionado como relevantes. Es conveniente que el PETIT contenga informaciones de distintos campos del saber para evitar, sobre todo, que sea una acumulación de otros días cero, mal colocados y mal digeridos, por él y otros arquitectos. Debe también el arquitecto intentar que el PETIT tenga alguna relación con el mundo social que le rodea, aunque sea con su propia definición de este mundo.
Con otro ejemplo y más detalles del PETIT continúa con el Día Cero (os pasaremos el texto completo, pero ahora nos centramos en lo importante para este ejercicio):
Así, dado que convenimos que un proyecto no debe empezarse DE CERO, o lo es lo mismo, con la colocación de un Día Cero, sino con el traslado de datos de la realidad al conjunto de informaciones que podemos procesar, ¿cuándo demonios, se preguntará el lector, debe ubicarse un Día Cero y, que sentido práctico deben tener en la producción proyectual?.
La colocación óptima de Días Cero es aquella que comprende un número elevado de los mismos en una disposición aparentemente caótica y desordenada.
Ni que decir tiene, que la colocación de un Día Cero supone una pequeña crisis en el desarrollo lógico y previsible del proyecto. Es por ello importante colocar una buena cantidad para asegurarnos de que no trabajamos en una estructura lineal y predecible, lo cual, sería muy poco contemporáneo. Además, a no ser que queramos ser acusados de neopositivistas, estigma que resulta verdaderamente inconveniente en algunos entornos, debemos evitar colocar los Días Cero los lunes o cada quince días, y generar una política arbitraría de crisis que se relacionen con hechos relevantes de la realidad exterior al estudio: las noticias de la prensa, la visita a una biblioteca o una fábrica, el cobro de un trabajo realizado que permite reducir levemente los fondos de una librería, la boda de un colaborador, un fallo en el sistema informático, una coyuntura política, etc. Las estrategias de colocación de los Días Cero no deben ser autistas ni deterministas. Así mismo, es también importante arbitrar con destreza la alternancia de Días Cero de diferente naturaleza. A continuación, se ofrecen algunos ejemplos que pueden ilustrar al lector en la variedad posible de Días Cero y se ofrecen autores de cabecera cuya lectura puede ayudar a su conclusión.
Por estas definiciones podéis imaginar que, durante el desarrollo del proyecto, ya habéis experimentado muchos Días Cero de distintas clases, la diferencia es que en esta ocasión vais a enfrentaros a él de manera más consciente y "culturalmente informada". A continuación hacemos una versión adaptada al curso de los "Tipos de Días Cero" y de autores que puede acompañaros en ellos (con links a los textos que deberíais leer en caso de considerar que vuestra crisis y el tipo de decisiones a tomar tiene que ver con ese tipo de Día Cero):
-
Día Cero Programático: ante cierta inquietud respecto a los usos y necesidades que resuelven su propuesta (generalmente provocada por comentarios de amigos y familiares del tipo: "esto parece más un sistema de riego para un invernadero que un baño"), el arquitecto se plantea si las reglas programáticas (necesidades de espacios y usos) que maneja son coherentes con lo que ha estado construyendo hasta ahora. Acompañado por
Georges Perec y textos como la introducción del libro "Lo infraordinario", el arquitecto interroga a los supuestos cotidianos de estas reglas programáticas, lo que le permite redefinirlas y decidir que, efectivamente, lo que está haciendo es un sistema de riego, pero que sirve para personas, plantas y animales en sus diferentes modalidades de uso que, además, se complementan.
-
Día Cero Tecnológico: (este día ya ha sido experimentado por muchos de vosotros al construir los prototipos con ayuda de profesionales. Como vimos en el ejercicio de clase y en el diagrama de posibles profesionales, cada herramienta o destreza, llegaba a un prototipo diferente. En cualquier caso, puede que nuevas necesidades o la aparición de diferentes colaboradores os haga experimentar de nuevo, y esta vez con más conciencia de las implicaciones de esta interesante crisis, en la que..) Es frecuente que el arquitecto busque una solución automática y rápida, que le evite el paso por la rica red de agentes que permiten que algo se construya. Solución generalmente imaginada en forma de material omnipotente o de prototipo ya construido al que sólo cambiar el color y dos bisagras. Sin embargo y ya sea por fracaso de la búsqueda o por ponerse manos a la obra con la modificación de lo encontrado, el arquitecto comienza a tejer una red de agentes (cosas, personas, herramientas, energías..) que le ayudan a comprender que cualquier "cosa" es en realidad un ensamblaje social. Acompañado por
Bruno Latour y "un pequeño ejemplo tomado de Joliot" de su libro "La
esperanza de Pandora" (págs. 100-113) como representante de la teoría del actor-red, el arquitecto decide colaborar con una perdiz (representada por cierto grupo ecologista) y con un programador, tejiendo la red que une a ambos y los convierte en un ensamblado social que actúa conjuntamente, desafiando la noción de objeto como explica Fernando Domínguez-Rubio (págs. 87-92) en su adaptación del ANT.
-
Día Cero Gestión o Institución: después de visitar el ayuntamiento para conocer las condiciones urbanísticas, el arquitecto comienza los estudios previos sobre el terreno: fotografías, vídeos, después de dos días paseando por aquel lugar se da cuenta de que diversas personas los usan de maneras diferentes, aventurándose a preguntarles se da cuenta de que la propiedad pública simple que imaginaba se vuelve más compleja, y el estado de desuso que suponía no lo es tanto. Acompañado por
Elinor Ostrom,
Premio Nobel de Economía comienza a desentrañar todas las instituciones informales que "gobiernan" ese lugar: habla con unas vecinas que dejan allí comida para una comunidad de ardillas que resultan ser una especie protegida, descubre que el señor que levantaba una alcantarilla es representante de la comunidad de regantes cuyas acequias de riego pasan por debajo permitiendo crecer el frondoso cañar que ocupa el solar y que utilizan los agricultores cercanos para construir sus estructuras temporales. Así, y
viendo también la aplicación urbana que hace
Juan Freire del concepto de procomún, va adquiriendo datos para una transformación que permita varias capas en la gestión que la hagan más eficaz.
-
Día Cero Situación o Traducción: interpelado por un habitante furioso afectado por la nueva construcción, el arquitecto utiliza su situación de experto objetivo para hacerle ver que "técnicamente sólo se puede construir ese refugio atravesando sus tierras con camiones y que no es culpa suya". Más tarde reflexiona acompañado por
Donna Haraway como
representante del entendimiento de la ciencia como conocimiento situado, y se decide a abandonar por un momento la visión del territorio en el plano y cuestionar su "poder experto", inevstigando quién es quién en la nueva construcción. Comienza situando sus intereses y los del resto de implicados, y en lugar de criminalizar a ninguno de ellos, convierte el proceso de construcción del proyecto en una "conversación cargada de poder" entre las partes en las que todos muestran sus cartas: sus privilegios y sus tecnologías, y en la que nadie es inocente ni objetivo. El objetivo de esta conversación va moviéndose desde el imponer una postura hacia la articulación de todas ellas.
-
Día Cero Inquieto: ocurren cuando todo parece desarrollarse con completa normalidad, el arquitecto gracias a su PETIT y a otras metodologías de trabajo se siente a gusto con el rumbo que lleva el proyecto, trabaja sin prisa pero sin pausa y con cierta seguridad debida a su experiencia de que todo llegará a un buen resultado. Sin embargo, cierta inquietud crece en su interior sin que sepa de dónde viene, quizá de la misma normalidad en la que se desarrollan los acontecimientos, en cualquier caso, acompañado de
Manuel Delgado y animado por su
"Elogio del afuera", sale a la calle en busca de problemas. En una deriva por lo indeterminado y denso que le ayude a desplazar su proyecto desde la búsqueda de resultados conocidos o imaginables a un lugar incierto de mayor experimentación, lo que le da nuevos datos para el proyecto y nuevas vías de investigación para su PETIT. Es este un Día Cero forzado pero necesario cuando creemos que no podemos quedarnos conceptualmente tranquilos donde estamos.
-
Día Cero Profundo: puede que este día nuestro pensamiento divergente se sienta cautivado por una historia concreta del proyecto y opte por seguir el hilo de ésta, convencido a partes iguales de que se está desviando del asunto central y de que la conclusión puede aportarle un dato revelador sobre su trabajo. Éste puede que se encuentre en su cabeza, aunque de una forma imprecisa. Acompañado de
William Faulkner, el arquitecto comenzará un viaje en el que profundizará en la naturaleza de su historia y en el carácter de sus personajes desentrañando toda una red de intensas relaciones y descubriendo una serie de detalles que hasta ahora podían haber pasado inadvertidos y que pueden proporcionar datos útiles para el desarrollo del proyecto.
-
Día Cero Trabajo o Bricoleur: en las ocasiones en que el arquitecto no tiene el cuerpo para teorías, las tomas de decisiones proyectuales críticas pueden verse acompañadas por el ejercicio "físico o mecánico" de los conocimientos técnicos adquiridos y su puesta en carga. Como ocurre en el cybercuento
"Días verdes en Brunei" de Sterling, el arquitecto dedica este día a solucionar técnicamente y con los medios que tiene algún aspecto técnico que parecía muy difícil o caro de resolver. Sin ideas culturales preconcebidas de cómo debería ser, pero con el ánimo del "bricoleur" y la ayuda de su red de profesionales comienza a hacer un prototipo de cubierta móvil vegetal del sótano que recoge el agua de la casa y la depura con energía solar, como su presupuesto es reducido recupera los cuadros de todas las bicicletas de sus primos y trasplanta la vegetación que espontáneamente había aparecido en una cubierta de teja vecina. Este ejercicio le hace, a través del trabajo, replantearse sus nociones establecidas de tecnología y eficacia y las relaciones con las industrias y los trabajadores.
Como habréis notado, las acompañantes propuestas pertenecen a distintos campos del conocimiento y cada una propone la instrumentalización de una visión del mundo que podemos utilizar para adquirir nuevos datos no evidentes del proyecto y tomar decisiones más pertintentes que las que se suelen tomar al comenzar los proyectos desde cero.
Entrega
Se trata de que escojáis un Día Cero para esta semana, un contexto cultural en el que os apetece infiltraros para dar nuevos rumbos al proyecto, leer los textos propuestos y escribir un post antes del próximo martes 3 de mayo con:
qué os puso en situación de crisis y por qué elegisteis ese Día Cero, vuestras reflexiones sobre lo que explican los textos propuestos y cómo os han influenciado para tomar una nueva decisión en el proyecto, y varias fotografías, dibujos o vídeos que informen e ilustren el nuevo rumbo del proyecto.
Ya sabéis que cualquier duda en los comentarios o en el mail.