Sobre el curso
Frente al cambio de paradigma en la arquitectura, nos planteamos: ¿quién es el arquitecto? ¿qué trabajos hace? ¿qué produce? ¿con quién? ¿cómo habla? ¿de qué habla? ¿en qué idioma? ¿desde dónde?...
Queremos, desde el primer año, superar la dimensión simbólica y dibujada de la arquitectura y centrarnos en su “realizabilidad” desde la utopía. Citando a los maestros radicales: “invertir el procedimiento del urbanismo y la arquitectura tradicional: asumir la utopía como dato inicial de trabajo y la desarrollarla de modo realista. Concluido el proceso, no queda nada excluido, todo se cumple, como un acto perfectamente realizado en sí mismo, como pura energía creativa transformada en energía constructiva, sin pérdidas...” Y que sea alrededor de esa experiencia creativa directa que el alumno vaya aprendiendo a posicionarse críticamente, a abordar desde los propios medios adquiridos la cuestión de “saber si la arquitectura participa en la emancipación” de su interesado y ocupando qué posición dentro de los medios de producción del entorno.
Para desencadenar y registrar ese acto creativo hemos pensado en tres tácticas:
-Comenzar con un hallazgo, en la cotidianeidad del alumno de algo OBSOLETO: un mueble, un animal, una canción, un local, un material, una semilla, una palabra, un personaje incluso; y tejer a su alrededor una “red de actores” que lo actualicen y vuelvan a poner en uso creativamente (pensamos que al menos un interesado y un profesional colaborador serán necesarios).
-Ir registrando y evaluando todo el proceso críticamente a posteriori, a partir de las referencias culturales contemporáneas propias y de los compañeros, que a lo largo del curso irán creciendo y transformándose mediante una COMUNIDAD de blogs. Ésta convierte la clase en un espacio culturalmente conectado y permite que cada alumno vaya tejiendo alrededor de sus actuaciones una “red de pensamiento” y construyéndose una “escuela a medida”.
-En toda esta interacción transformadora con la realidad, el alumno necesitará amplificar sus capacidades de visión, oído, comunicación,...Las habilidades, tecnologías, trucos y poses que adquieran para conseguir sus objetivos serán el DISFRAZ creativo del alumno, que permitirá registrar sus avances.
Nos imaginamos para el final de curso, una feria en la que cada alumno presente su transformación creativa de la realidad con su disfraz frente a una comunidad crítica de la que forma parte, en el que no interesará qué ha hecho el alumno, sino cómo se las ha arreglado para hacerlo, y qué discurso ha elaborado para explicarlo.
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Queremos, desde el primer año, superar la dimensión simbólica y dibujada de la arquitectura y centrarnos en su “realizabilidad” desde la utopía. Citando a los maestros radicales: “invertir el procedimiento del urbanismo y la arquitectura tradicional: asumir la utopía como dato inicial de trabajo y la desarrollarla de modo realista. Concluido el proceso, no queda nada excluido, todo se cumple, como un acto perfectamente realizado en sí mismo, como pura energía creativa transformada en energía constructiva, sin pérdidas...” Y que sea alrededor de esa experiencia creativa directa que el alumno vaya aprendiendo a posicionarse críticamente, a abordar desde los propios medios adquiridos la cuestión de “saber si la arquitectura participa en la emancipación” de su interesado y ocupando qué posición dentro de los medios de producción del entorno.
Para desencadenar y registrar ese acto creativo hemos pensado en tres tácticas:
-Comenzar con un hallazgo, en la cotidianeidad del alumno de algo OBSOLETO: un mueble, un animal, una canción, un local, un material, una semilla, una palabra, un personaje incluso; y tejer a su alrededor una “red de actores” que lo actualicen y vuelvan a poner en uso creativamente (pensamos que al menos un interesado y un profesional colaborador serán necesarios).
-Ir registrando y evaluando todo el proceso críticamente a posteriori, a partir de las referencias culturales contemporáneas propias y de los compañeros, que a lo largo del curso irán creciendo y transformándose mediante una COMUNIDAD de blogs. Ésta convierte la clase en un espacio culturalmente conectado y permite que cada alumno vaya tejiendo alrededor de sus actuaciones una “red de pensamiento” y construyéndose una “escuela a medida”.
-En toda esta interacción transformadora con la realidad, el alumno necesitará amplificar sus capacidades de visión, oído, comunicación,...Las habilidades, tecnologías, trucos y poses que adquieran para conseguir sus objetivos serán el DISFRAZ creativo del alumno, que permitirá registrar sus avances.
Nos imaginamos para el final de curso, una feria en la que cada alumno presente su transformación creativa de la realidad con su disfraz frente a una comunidad crítica de la que forma parte, en el que no interesará qué ha hecho el alumno, sino cómo se las ha arreglado para hacerlo, y qué discurso ha elaborado para explicarlo.